El Secreto de los Quesos de Matilde

Drama 7 to 13 years old 2000 to 5000 words Spanish

Story Content

En un pequeño valle, donde las montañas saludaban al sol cada mañana, vivía una viejita llamada Matilde. Matilde era famosa por sus deliciosos quesos, los cuales vendía en el mercado del pueblo.
Lo que hacía aún más especial a Matilde era su cabra, una cabra blanca como la nieve que producía una cantidad asombrosa de leche. Con esa leche, Matilde elaboraba montañas de quesos, suaves y cremosos, que encantaban a todos.
Julián, el vecino de Matilde, también se dedicaba a hacer quesos. Pero, ¡ay!, sus cabras no eran tan generosas como la de Matilde. Día tras día, Julián veía cómo la viejita llegaba al mercado con una carreta llena de quesos, mientras que él apenas podía llenar una cesta.
Cada mañana, mientras ordeñaba a sus cabras flacuchas, Julián se preguntaba, lleno de envidia: "¿Cómo hará la viejita para hacer tantos quesos con la leche de una sola cabra?".
La envidia empezó a carcomer el corazón de Julián, llenándolo de una oscura amargura. No podía soportar la idea de que Matilde fuera más exitosa que él.
Una noche oscura y sin estrellas, cuando el sueño se había apoderado de todo el valle, Julián, sigiloso como un gato, se dirigió al corral de Matilde.
Con cuidado, abrió la puerta del corral y, sin hacer ruido, sacó a la cabra blanca de Matilde. En su lugar, dejó una de sus propias cabras, esperando que Matilde no notara la diferencia.
A la mañana siguiente, Matilde se levantó temprano, como de costumbre, para ordeñar a su cabra. Pero, ¡qué sorpresa se llevó! La cabra que estaba en su corral no era la suya. Era más pequeña y tenía un pelaje diferente.
A pesar de la sorpresa, Matilde no se dejó vencer por la tristeza. Decidió ordeñar a la cabra nueva. Y, para su asombro, ¡la cabra le dio la misma cantidad de leche que su cabra anterior!
Matilde, con una sonrisa en el rostro, pensó para sí misma: 'Parece que el secreto de mis quesos no está en la cabra'.
Julián, por su parte, estaba muy emocionado. Pensaba que finalmente había descubierto el secreto de los quesos de Matilde. Corrió al corral para ordeñar a la cabra robada.
Pero, ¡qué decepción se llevó! La cabra de Matilde apenas le dio un poco de leche. Suficiente solo para hacer un pequeño queso.
Al mediodía, Matilde encontró a Julián en el mercado, con la cara larga y una pequeña cesta de quesos. Matilde se acercó a él con una sonrisa amable.
"¿Así que hiciste muchos quesos con la leche de mi cabra?", le preguntó Matilde con un tono suave.
Julián, avergonzado, respondió: "No, Sólo me dio leche para un queso."
Matilde, con una mirada llena de sabiduría, le dijo: "Ya ves, te llevaste mi cabra, pero no mi secreto."
Julián, confundido, le preguntó: "¿Cuál es tu secreto, Matilde? Por favor, dímelo".
Matilde sonrió y respondió: "El secreto no es la cabra, sino la alegría con la que hago mi trabajo. Cada vez que hago queso, pienso en la alegría que les dará a las personas que lo coman. Le pongo amor a cada paso del proceso".
"Cuando uno trabaja con alegría y amor, el resultado siempre es mejor. No importa si tienes la mejor cabra del mundo o la peor, si tu corazón está lleno de alegría, el resultado será maravilloso".
Julián, al escuchar las palabras de Matilde, se dio cuenta de su error. Había estado tan enfocado en la envidia y la competencia que había olvidado lo más importante: el amor por su trabajo.
Con la cabeza baja, Julián le devolvió la cabra a Matilde y le pidió perdón por su comportamiento. Matilde, con su gran corazón, lo perdonó de inmediato.
A partir de ese día, Julián aprendió una valiosa lección. Dejó de lado la envidia y empezó a trabajar con alegría y amor. Sus quesos no tardaron en mejorar, y pronto pudo competir con Matilde en el mercado.
Y así, en el pequeño valle, Matilde y Julián se convirtieron en amigos y compartieron el secreto de la alegría en el trabajo con todos los demás.
Ahora cada vez que Matilde o Julian elaboran quesos, ponen todo su amor y alegría, siempre teniendo en cuenta que cada queso puede mejorar el día de una persona.
Trabajar siempre pensando en lo importante y con alegría era la mejor manera de triunfar para todos, porque asi no solamente la persona disfrutará su obra, si no que se vera reflejado a todos aquellos que entren en contacto con lo elaborado.